Con la cabeza en la India, ¿y el corazón?
Esto me ha preguntado mi amiga Sol (de quién me siento muy orgullosa de ser amiga, por cierto). Y es que cuando empecé el blog estaba en Barcelona organizándolo todo para venirme a vivir aquí, a la India. Ahora estoy aquí y organizándolo todo para la visitita - y pedir la visita- a España, es decir, con la cabeza en España. Pues me ha dejado unos cuantos días pensando, pensando, no creas! Primero pensé que no tenía corazón. Luego me dió la ñoña y que si ya no estaba, o que estaba a pedacitos o que lo había perdido y todas las otras cosas que salen en las canciones almibaradas, o en las del periscopio, pero que me sonaban mucho a cliché y no me acababan de encajar con lo que yo sentía. Luego me dí cuenta que no sabía qué color tenía, que forma tenía, qué olor tenía ni a qué sabía -mi pequeño Sangye Kyab-, pero que debe estar en algún sitio, por aquí cerca, porque de vez en cuando me dice cosas al oído, y no en bajito, por cierto, más bien a grito pelado y ahora insist...