Ofrenda a los Nagas
La otra mañana, cuando salí a la terraza maravillosa que tengo a hacer un poco de yoga se me ocurrió hacer una ofrenda a los Nagas vecinos, así que, llena de energía, cogí un trozo de pan y lo lancé con todas mis fuerzas hacia los campitos llenos de hermosas piedras que están enfrente. Ahora necesitaríais otro primer plano de mi cara en el momento en el que veo que ,además de salir lanzado el pan, sale lanzado el mala de muñeca que nos regalaron a todo el grupito de occidentales que estábamos en las enseñanzas en chino de SSKarmapa. El mala lo dio como ofrenda uno de los chinos que habían venido y justo cuando iban a llevarlos a bendecir SSKarmapa salio del monasterio directo a la bolsa que los contenía y le dio un montón de bendiciones. Léase, le tengo un apego más que apegao al mala, y eso de ofrecer pan a los Nagas está bien, si ellos no lo comen pues animalitos habrá que lo aprovechen, pero "mi" precioso mala es demasiado mío para que "se pierda" en medio de las piedras.
Resultó, afortunadamente, que todo el mundo estaba en el templo en las enseñanzas de gueshe-la (que es un modo de decir Khenpo pero Gelugpa) así que pude aventurarme a la verja de pinchos y recorrerla intentando encontrar el modo de saltarla. Nada, la hierba está muy crecida, y los pinchos muy bien colocados para que los perros (Nyma, Dawa, Queeny) no puedan salir.
Ahora tengo que explicaros quién es Shaktiman. Shaktiman es un hombre pequeñito, parecido a un gnomo, que vive en una cabaña hecha con trozos de uralita y otros materiales variados, en la parte de atrás de Thosamling. Está un poco sordo y hace poco le han regalado unos auriculares para la tele, que también le han regalado, y se ha puesto muy contento. Shaktiman es Nepalí y no habla ningún idioma en común con las residentes de Thosamling, así que sonríe, se ocupa del jardín y del huerto que está enfrente de su cabañita, y cuando hay fresas, ciruelas o alguna otra frutita exótica viene con ellas en las manos y las ofrece a la gente.
Sólo hay una monjita aquí que habla Nepalí y que viene de vez en cuando, así que un día mientras comíamos en el jardín (mejor a la sombrita que dentro del comedor) le preguntó por su historia:
Resulta que Shaktiman tenía mujer y varios hijos y vivía en Nepal. Resulta también que es una costumbre Nepalí dejar a la familia encerrada en la casa cuando el cabeza de familia tiene que salir, para protegerlos -dicen.
Así que así fue: Sahktiman salió, cerró, y el fuego se encargó de lo demás. Parece que le queda sólo un hijo en Nepal. Por eso se explica que, a veces, se pone loco y se enfada mucho y puede correr con un palo detrás de perros, vacas, o incluso personas.
El otro día no sé que pasó, pero sé que estaba muy enfadado y que decía que se quería ir. Decía que se le había roto el corazón. Ani Sangmo le contestó que también a ella se le rompía el corazón si Shaktiman se iba. Así que Shaktiman se quedó y al día siguiente todo funcionaba como siempre.
Vuelvo de nuevo a coger el hilo de mi historieta. Resulta que todos estaban en las enseñanzas menos yo y Shaktiman, que me veía dar vueltas en torno al jardín sin mucho sentido. Así que conseguí convencerlo para que me ayudase a salir de Thosamling por la parte de atrás (que está prohibido, parece ser) y allí nos fuimos de expedición a la tierra de los Nagas. Me descubrió una puertita pequeña y me ayudó a atravesar un agujero en la verja de pinchos, y cuando llegamos al lugar fue muy chulo verlo buscando algo que no sabía lo que era, y supongo que tampoco entendía mucho. Me produce un montón de ternura ver como , más allá del lenguaje, aparecen estos momentos de comunicación entre las personas que sólo están basados en la confianza, ni siquiera en la comprensión.
Así que buscando buscando, la historia acaba como debería, justo en el momento de abandono en el que ya había decidido volver apareció, apoyado en un arbusto el mala de SSKarmapa. Así que todos felices, nos volvimos a casa. Ahora en cuanto veo a Shaktiman, le enseño la muñeca y le canto un poco lalalala, para decirle que estoy contenta. El sonríe.
Ahora tengo que explicaros quién es Shaktiman. Shaktiman es un hombre pequeñito, parecido a un gnomo, que vive en una cabaña hecha con trozos de uralita y otros materiales variados, en la parte de atrás de Thosamling. Está un poco sordo y hace poco le han regalado unos auriculares para la tele, que también le han regalado, y se ha puesto muy contento. Shaktiman es Nepalí y no habla ningún idioma en común con las residentes de Thosamling, así que sonríe, se ocupa del jardín y del huerto que está enfrente de su cabañita, y cuando hay fresas, ciruelas o alguna otra frutita exótica viene con ellas en las manos y las ofrece a la gente.
Sólo hay una monjita aquí que habla Nepalí y que viene de vez en cuando, así que un día mientras comíamos en el jardín (mejor a la sombrita que dentro del comedor) le preguntó por su historia:
Resulta que Shaktiman tenía mujer y varios hijos y vivía en Nepal. Resulta también que es una costumbre Nepalí dejar a la familia encerrada en la casa cuando el cabeza de familia tiene que salir, para protegerlos -dicen.
Así que así fue: Sahktiman salió, cerró, y el fuego se encargó de lo demás. Parece que le queda sólo un hijo en Nepal. Por eso se explica que, a veces, se pone loco y se enfada mucho y puede correr con un palo detrás de perros, vacas, o incluso personas.
El otro día no sé que pasó, pero sé que estaba muy enfadado y que decía que se quería ir. Decía que se le había roto el corazón. Ani Sangmo le contestó que también a ella se le rompía el corazón si Shaktiman se iba. Así que Shaktiman se quedó y al día siguiente todo funcionaba como siempre.
Vuelvo de nuevo a coger el hilo de mi historieta. Resulta que todos estaban en las enseñanzas menos yo y Shaktiman, que me veía dar vueltas en torno al jardín sin mucho sentido. Así que conseguí convencerlo para que me ayudase a salir de Thosamling por la parte de atrás (que está prohibido, parece ser) y allí nos fuimos de expedición a la tierra de los Nagas. Me descubrió una puertita pequeña y me ayudó a atravesar un agujero en la verja de pinchos, y cuando llegamos al lugar fue muy chulo verlo buscando algo que no sabía lo que era, y supongo que tampoco entendía mucho. Me produce un montón de ternura ver como , más allá del lenguaje, aparecen estos momentos de comunicación entre las personas que sólo están basados en la confianza, ni siquiera en la comprensión.
Así que buscando buscando, la historia acaba como debería, justo en el momento de abandono en el que ya había decidido volver apareció, apoyado en un arbusto el mala de SSKarmapa. Así que todos felices, nos volvimos a casa. Ahora en cuanto veo a Shaktiman, le enseño la muñeca y le canto un poco lalalala, para decirle que estoy contenta. El sonríe.
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