Tren en India is different
... o más bien Indifferent.
Y también el lugar de las mil posibilidades, imaginables e inimaginables. Aún estoy en tierra India Contar todo lo que ha ocurrido en las últimas 48 horas es prácricamente imposible. Y además muy largo.
El sábado salí de thosamling y no quise empezar el viaje sin ir a ver a SSKarmapa. Esta vez no dió enseñanzas, pero las bendiciones me acompañan. Ir a la audiencia pública suponía ir un poco justa de tiempo para el tren, así que cogí un taksi hasta Patankot y llegué con un par de horitas de adelanto.
Para empezar el tren llegaba 15 minutos antes del horario marcado y mi nombre no estaba en ninguna de las listas: ni en la de billetes confirmados ni en la lista de espera. De una oficina a otra y luego a otra.
De paseo de oficina en oficina aprendí una respuesta nueva que parece funcionar: Cuando uno de los policías, gordo, grande, con turbante, empezó a preguntar si viajaba sola y pasó al apartado de si estaba casada me paré, le miré y le dije: "No pienso contestar a este tipo de preguntas". Pareció reaccionar y empezó a decir sorry sorry sorry. Esta vez me salió sin pensar pero para la próima sí que repetiré el experimento y ya os contaré si funciona siempre o no.
Decidí subirme en el tren a pesar de que en todas las oficinas me repitieran que "is impossible, maram" y que mi billete no valía aunque me hubieran cobrado en el banco y tuviera en mis manos el recibo de Internet con la fecha, hora, nombre y resto de formalidades, a mi juicio, completas y correctas. Si perdía este tren perdía el avión a Khatmandú así que no tenía mucha elección.
Dicho y hecho, les ekspliqué a los de las oficinas que me iba lo mismo, así que me busqué un sitio en el tren, una literita de arriba vacía, que son las que me gustan. A mitad de la noche apareció un chico con su billete y el número de mi litera (lógico, en un momento u otro tenía que ocurrir...).
Al pobre le tocó la china conmigo. Insistí e insistí hasta que comprendió, que para que él ocupara su litera tenía que encontrar al revisor para que yo hablara con él. Con el tren lleno hasta las orejas, la gente durmiendo en el suelo, y con mis dos maletas (una llena con libros para un monasterio de monjitas de Khatmandú) y sin saber qué cara o qué uniforme tienen los revisores, más fácil que lo buscara él. Una vez que el revisor apareció, le dejé las dos maletas al pobre chico de mi litera y me fui de paseo con el revisor por todo el tren hasta que me hizo bajar a la estación. A las mil y una horas de la noche y con las maletas en el tren no podéis imaginar el ejercicio que es sonreir y aparentar que todo es lo más normal del mundo y que estas cosas le pasan a la más respetable de las señoras indias de por aquí. Me llevó al supersupervisorrevisor, que estaba en el andén. Sonreí, insistí que todo estaba correcto, mostré mi billete de avión y , lo que les convenció fue cuando dije que no tenía ningún interés en que me devolvieran las 236 rupias que me costó el tren (tres euros y medio). Se fueron a una máquina conectada con internet y mostró que efectivamente (glups) yo estaba en lista de espera en el número 22. El paseíllo de nuevo al tren, siempre sin dejar de sonreir, y sin preguntar qué va a pasar. Una vez arriba, tomó mi billete, escribió el número de mi nueva litera (qué bien, de arriba, como las que me gustan) y pareció olvidarse inmediatamente del asunto. Pero si llego a bajar las maletas... no sé qué hubiera pasado. Así que llegué de nuevo a junto de mi pobre chico, que estaba un poco morrudo, lógico, y le pregunté dónde estaba mi nueva litera. Al fin entendió que desde el principio no le había mentido y no pretendía usurpar su litera, sólo usarla mientras estuviera libre. Su cara se iluminó en cuanto vió solucionado el problema y me explicó, muy contento, que mi nueva litera estaba en el vagón de al lado. Total, que un poquito de alegría sí le di. Al menos cuando me vió marchar.
Y también el lugar de las mil posibilidades, imaginables e inimaginables. Aún estoy en tierra India Contar todo lo que ha ocurrido en las últimas 48 horas es prácricamente imposible. Y además muy largo.
El sábado salí de thosamling y no quise empezar el viaje sin ir a ver a SSKarmapa. Esta vez no dió enseñanzas, pero las bendiciones me acompañan. Ir a la audiencia pública suponía ir un poco justa de tiempo para el tren, así que cogí un taksi hasta Patankot y llegué con un par de horitas de adelanto.
Para empezar el tren llegaba 15 minutos antes del horario marcado y mi nombre no estaba en ninguna de las listas: ni en la de billetes confirmados ni en la lista de espera. De una oficina a otra y luego a otra.
De paseo de oficina en oficina aprendí una respuesta nueva que parece funcionar: Cuando uno de los policías, gordo, grande, con turbante, empezó a preguntar si viajaba sola y pasó al apartado de si estaba casada me paré, le miré y le dije: "No pienso contestar a este tipo de preguntas". Pareció reaccionar y empezó a decir sorry sorry sorry. Esta vez me salió sin pensar pero para la próima sí que repetiré el experimento y ya os contaré si funciona siempre o no.
Decidí subirme en el tren a pesar de que en todas las oficinas me repitieran que "is impossible, maram" y que mi billete no valía aunque me hubieran cobrado en el banco y tuviera en mis manos el recibo de Internet con la fecha, hora, nombre y resto de formalidades, a mi juicio, completas y correctas. Si perdía este tren perdía el avión a Khatmandú así que no tenía mucha elección.
Dicho y hecho, les ekspliqué a los de las oficinas que me iba lo mismo, así que me busqué un sitio en el tren, una literita de arriba vacía, que son las que me gustan. A mitad de la noche apareció un chico con su billete y el número de mi litera (lógico, en un momento u otro tenía que ocurrir...).
Al pobre le tocó la china conmigo. Insistí e insistí hasta que comprendió, que para que él ocupara su litera tenía que encontrar al revisor para que yo hablara con él. Con el tren lleno hasta las orejas, la gente durmiendo en el suelo, y con mis dos maletas (una llena con libros para un monasterio de monjitas de Khatmandú) y sin saber qué cara o qué uniforme tienen los revisores, más fácil que lo buscara él. Una vez que el revisor apareció, le dejé las dos maletas al pobre chico de mi litera y me fui de paseo con el revisor por todo el tren hasta que me hizo bajar a la estación. A las mil y una horas de la noche y con las maletas en el tren no podéis imaginar el ejercicio que es sonreir y aparentar que todo es lo más normal del mundo y que estas cosas le pasan a la más respetable de las señoras indias de por aquí. Me llevó al supersupervisorrevisor, que estaba en el andén. Sonreí, insistí que todo estaba correcto, mostré mi billete de avión y , lo que les convenció fue cuando dije que no tenía ningún interés en que me devolvieran las 236 rupias que me costó el tren (tres euros y medio). Se fueron a una máquina conectada con internet y mostró que efectivamente (glups) yo estaba en lista de espera en el número 22. El paseíllo de nuevo al tren, siempre sin dejar de sonreir, y sin preguntar qué va a pasar. Una vez arriba, tomó mi billete, escribió el número de mi nueva litera (qué bien, de arriba, como las que me gustan) y pareció olvidarse inmediatamente del asunto. Pero si llego a bajar las maletas... no sé qué hubiera pasado. Así que llegué de nuevo a junto de mi pobre chico, que estaba un poco morrudo, lógico, y le pregunté dónde estaba mi nueva litera. Al fin entendió que desde el principio no le había mentido y no pretendía usurpar su litera, sólo usarla mientras estuviera libre. Su cara se iluminó en cuanto vió solucionado el problema y me explicó, muy contento, que mi nueva litera estaba en el vagón de al lado. Total, que un poquito de alegría sí le di. Al menos cuando me vió marchar.
Comentarios
TE DIJE QUE TE ESCRIBIRIA PARA SABER DE TI,AUNQUE HAN PASADO UNOS MESES POR FIN LO HAGO,
FALLECIO MI MADRE EN FEBRERO, Y A MI HIJO TAMBIEN LE AFECTO LA CRISIS, TOTAL QUE HE ESTADO UNOS MESES BASTANTE DEPRIMIDA, AHORA A MI HIJO PARECE QUE SE LE ESTA SOLUCIONANDO EL PROBLEMA Y EMPIEZO A ESTAR MAS RELAJADA.
SI TIENES TIEMPO ME GUSTARIA SABER DE TI, HA,,, SE ME OLVIDABA SEGURO QUE NO SABES QUIEN SOY. TE LO TENIA QUE HABER DICHO DESDE EL PRINCIPIO. SOY PILAR, QUIEN TE VENDIO LAS BOTAS MBT.
TE DESEO QUE SEAS MUY FELIZ EN LA INDIA.
UN BESO