Khatmandú
Pues contenta de llegar parecía que no podían pasarme muchas cosas más. Pues no.
Bajo del avión y me encuentro con un montón de carteles que dicen que no dejan pasar a ciudadanos de Méjico, Canada, USA, España, y unos 15 países más. Primer susto. Una vez que consigo salir de un país, no me dejan entrar en el otro.
Por suerte, la letra pequeña dice que sí puedes entrar si llevas tiempo fuera de esos países y la India es uno de los países "sanos". Es decir, que no se han dado casos de la gripe porcina. En cuanto digo que llevo desde el 1 de Enero se me abre la puerta.
Consigo pagar la visa de entrada en Nepal gracias a 50 eurillos que me han llegado volando. Coneksiones mágicas de pesebre en pesebre. No quieren rupias Indias ni tengo rupias Nepalies.
También me recomiendan no cambiar dinero ya que en todas partes aceptan rupias Indias. (¿Porqué me habrán dicho esto? Resulta que los billetes de 500 rupias Indias no los quiere nadie y me las veo y me las deseo para cambiar cada vez...)
En fin, que tengo ganas de llegar de una vez y organizarme antes de que se haga de noche.
Cartel: Taksi oficial prepagado. Y directa que me voy. Me anuncian que hoy hay manifestaciones grandes, que los precios son más del doble y que no me van a dar recibo. Qué le vamos a hacer. El caso es llegar. En el taxi ya, el taxista me explica (ha empezado a funcionar la equis, estoy alucinada) que hace un par de horas que han expulsado al gobierno y que acaban de abrir la carretera. Vaya puntería -pienso. Por otro lado las calles parecen normales y las tiendas están abiertas y llenas de gente. Unos cuantos militares vestidos de camuflaje y una especie de tanqueta llena de más camuflajes pasa en sentido contrario, nadie los mira demasiado y ellos no parecen tampoco muy impacientes. Todo aparenta bastante normal, a los ojos de una recién llegada, claro.
El caso es que la que parece inquieta soy yo. Empiezo a buscar hotel y no parece que ninguno me conforme o me llene el ojo, como diría mi madre. Decido pararme en un sitio de teléfonos y hacer un par de llamadas. Los chicos del teléfono me hacen el favor de explicar dónde estoy a las que llamo y consiguen que no me comunique con las dos personas que deberían venir a buscarme: una monjita que recogerá los libros que he traído y una chica tibetana que me han recomendado y que alquila habitaciones. Me salva una profesora -estupenda- de Tibetano que conoce a Ani Sangmo y que estuvo a punto de venira a dar clases a Thosamling. Hace un par de llamadas por mi. Me comunica con las otras dos chicas y me advierte que ojo con mis maletas. Parece que los chicos de la oficina del teléfono iban detrás de ellas. Ya se ha hecho de noche. Justo lo que no quería. Afortunadamente, Pema viene a buscarme y me lleva a su casa.
Ayer, me voy a la oficina en dónde, por un nada módico precio, me pueden conseguir dos años de visa. Me resulta muy difícil moverme por aquí. Hace un calor asfixiante, y lo que había oído acerca de la contaminación y suciedad en Khatmandú no era suficiente. Verme encajonada en las furgonetas en las que caben unas 15 personas, sin aire para respirar y a 40 grados (me lo invento) de calor, sin saber dónde se acaba el trayecto y después de los últimos días de "experiencias" y cansancio, fue mucho. Después de unas cuantas vueltas (aquí no hay nombres de calles y casi nadie entiende inglés) media hora hablando con un policía y un par de llamadas por teléfono me enchufan a un "guia" que quiere hacerme pagar la entrada turística a un recinto abierto al que puedes entrar simplemente por la calle de al lado. Aún me quedan unas pocas fuerzas, y consigo que el guía me lleve a la oficina. Ahora imagináos de nuevo mi cara cuando después de esperar otras dos horas y media el chico me dice que no pueden hacer nada por mi (el cuño que me han puesto en Delhi para salir del país parece que ahora es un impedimento para volver a entrar). Que tengo que ir a la embajada India. Y claro, ahora ya está cerrada.
Hoy he decidido coger un taxi a la Embajada. Toda la mañana. Cuando ha llegado mi turno el policía empieza a reñirme porque tengo un papel muy viejo -coño, de tanto usarlo. Y que para qué quiero volver a la India si ya he estado allí. Por que me gusta su país y quiero aprender hindi -consigo balbucear-. Mejor no decir nada del Tibetano, me han recomendado, parece que no les gusta. Y se me ocurre añadir: Usted me está asustando ¿Porqué me asusta?
Parece que esto le ha hecho reaccionar y se ha vuelto más simpático. De todos modos nada de visa de más de seis meses. Tienen que enviar fax a España para comprobar datos. Vuelva usted dentro de una semana.
Me voy a hacer muy fuerte con tanto obstáculo...
Ahora estoy en un ciber en Durbar Square en donde parece que hay un templo de Mahakala al que parece que hay que ofrecerle alcohol para que elimine los obstáculos así que aquí me tenéis con una botellita de vodka en la bolsa y pensando si será mejor que se la ofrezca a Mahakala o me la beba directamente... Vale, es broma, bañaré a Mahakala en vodka y ya os contaré como le va con la borrachera.
A partir de hoy: práctica y peregrinaje.
Bajo del avión y me encuentro con un montón de carteles que dicen que no dejan pasar a ciudadanos de Méjico, Canada, USA, España, y unos 15 países más. Primer susto. Una vez que consigo salir de un país, no me dejan entrar en el otro.
Por suerte, la letra pequeña dice que sí puedes entrar si llevas tiempo fuera de esos países y la India es uno de los países "sanos". Es decir, que no se han dado casos de la gripe porcina. En cuanto digo que llevo desde el 1 de Enero se me abre la puerta.
Consigo pagar la visa de entrada en Nepal gracias a 50 eurillos que me han llegado volando. Coneksiones mágicas de pesebre en pesebre. No quieren rupias Indias ni tengo rupias Nepalies.
También me recomiendan no cambiar dinero ya que en todas partes aceptan rupias Indias. (¿Porqué me habrán dicho esto? Resulta que los billetes de 500 rupias Indias no los quiere nadie y me las veo y me las deseo para cambiar cada vez...)
En fin, que tengo ganas de llegar de una vez y organizarme antes de que se haga de noche.
Cartel: Taksi oficial prepagado. Y directa que me voy. Me anuncian que hoy hay manifestaciones grandes, que los precios son más del doble y que no me van a dar recibo. Qué le vamos a hacer. El caso es llegar. En el taxi ya, el taxista me explica (ha empezado a funcionar la equis, estoy alucinada) que hace un par de horas que han expulsado al gobierno y que acaban de abrir la carretera. Vaya puntería -pienso. Por otro lado las calles parecen normales y las tiendas están abiertas y llenas de gente. Unos cuantos militares vestidos de camuflaje y una especie de tanqueta llena de más camuflajes pasa en sentido contrario, nadie los mira demasiado y ellos no parecen tampoco muy impacientes. Todo aparenta bastante normal, a los ojos de una recién llegada, claro.
El caso es que la que parece inquieta soy yo. Empiezo a buscar hotel y no parece que ninguno me conforme o me llene el ojo, como diría mi madre. Decido pararme en un sitio de teléfonos y hacer un par de llamadas. Los chicos del teléfono me hacen el favor de explicar dónde estoy a las que llamo y consiguen que no me comunique con las dos personas que deberían venir a buscarme: una monjita que recogerá los libros que he traído y una chica tibetana que me han recomendado y que alquila habitaciones. Me salva una profesora -estupenda- de Tibetano que conoce a Ani Sangmo y que estuvo a punto de venira a dar clases a Thosamling. Hace un par de llamadas por mi. Me comunica con las otras dos chicas y me advierte que ojo con mis maletas. Parece que los chicos de la oficina del teléfono iban detrás de ellas. Ya se ha hecho de noche. Justo lo que no quería. Afortunadamente, Pema viene a buscarme y me lleva a su casa.
Ayer, me voy a la oficina en dónde, por un nada módico precio, me pueden conseguir dos años de visa. Me resulta muy difícil moverme por aquí. Hace un calor asfixiante, y lo que había oído acerca de la contaminación y suciedad en Khatmandú no era suficiente. Verme encajonada en las furgonetas en las que caben unas 15 personas, sin aire para respirar y a 40 grados (me lo invento) de calor, sin saber dónde se acaba el trayecto y después de los últimos días de "experiencias" y cansancio, fue mucho. Después de unas cuantas vueltas (aquí no hay nombres de calles y casi nadie entiende inglés) media hora hablando con un policía y un par de llamadas por teléfono me enchufan a un "guia" que quiere hacerme pagar la entrada turística a un recinto abierto al que puedes entrar simplemente por la calle de al lado. Aún me quedan unas pocas fuerzas, y consigo que el guía me lleve a la oficina. Ahora imagináos de nuevo mi cara cuando después de esperar otras dos horas y media el chico me dice que no pueden hacer nada por mi (el cuño que me han puesto en Delhi para salir del país parece que ahora es un impedimento para volver a entrar). Que tengo que ir a la embajada India. Y claro, ahora ya está cerrada.
Hoy he decidido coger un taxi a la Embajada. Toda la mañana. Cuando ha llegado mi turno el policía empieza a reñirme porque tengo un papel muy viejo -coño, de tanto usarlo. Y que para qué quiero volver a la India si ya he estado allí. Por que me gusta su país y quiero aprender hindi -consigo balbucear-. Mejor no decir nada del Tibetano, me han recomendado, parece que no les gusta. Y se me ocurre añadir: Usted me está asustando ¿Porqué me asusta?
Parece que esto le ha hecho reaccionar y se ha vuelto más simpático. De todos modos nada de visa de más de seis meses. Tienen que enviar fax a España para comprobar datos. Vuelva usted dentro de una semana.
Me voy a hacer muy fuerte con tanto obstáculo...
Ahora estoy en un ciber en Durbar Square en donde parece que hay un templo de Mahakala al que parece que hay que ofrecerle alcohol para que elimine los obstáculos así que aquí me tenéis con una botellita de vodka en la bolsa y pensando si será mejor que se la ofrezca a Mahakala o me la beba directamente... Vale, es broma, bañaré a Mahakala en vodka y ya os contaré como le va con la borrachera.
A partir de hoy: práctica y peregrinaje.
Comentarios
Cariño, todos lo obstáculos se convierten en miles de bendiciones.
Esta noche le haré una señal a nuestro Mahakala particular pero no olvides rociarle bien con vodka y dale un lamentón a los restos.
Qué las dakinis te acompañen y que el "jefe" te recuerde que todo es " como un sueño". Besos
http://www.youtube.com/watch?v=jopOcuI2WeQ&feature=related
Y es que madre no hay más que una... y of course, siempre tiene razón :)
Ya os contaré en otro post pero He encontrado a Mahakala!! Y lo que me ha costado!
*Para los que no lo sepan mahakala es un protector airado (ya pondré foto)
besos y abrazos con muchos brazos