Historias de Nepal - Final de la historia
Pues al fin, ya de vuelta y organizada de nuevo en Sherabling. No ha sido fácil: Me ha pillado la "huelga salvaje" una vez que todos los "nigumitos" os fuisteis. De pronto no había taxis, ni buses, ni tiendas abiertas, ni cajeros automáticos, ni restaurantes. Sólo un calor insoportable...
...y Rimpoché, claro, que nos hizo cantar y bailar y parecía bien contento.
Poco a poco fuimos - Diane, Lynn, John, Xristina, Janis y yo- descubriendo pequeños rinconcitos con vida en la ciudad. La dueña del Double Dorje, que me conocía del año pasado, nos hacía entrar por la puerta de atrás y nos daba de comer. Y en el camino al monasterio de Rinpoché había un ciber que abría de vez en cuando. Llamando a la puerta de metal de uno de los cajeros y diciendo "abracadabra" el policía que estaba dentro te abría la puerta y EMAHO, el cajero funcionaba.
La situación empezó a ponerse complicada cuando por un lado me caducaba el visado de Nepal y por otro no tenía permiso para regresar a la India - la nueva ley te obliga a estar dos meses fuera del país antes de poder volver. Y, claro, la ciudad parada.
En una agencia de viajes medio cerrada me dejaron hacer una llamada -me habían robado el móvil en el ciber- a la embajada India en Nepal. Tras varios intentos -tiene que venir aquí en persona- conseguí que me dijeran qué papeles necesitaba para conseguir el permiso para volver a la India:
-Varias fotos.
-Fotocopia de visa y pasaporte.
-Fotocopia del registro de la policia.
-Billete de avión de salida de Nepal.
-Billete de avión de salida de la India. (¿Puedo volver a Nepal?- pregunte en una segunda llamada. -Sí, sí, claro.)
-Formulario rellenado.
Así que un día entero peleándome con las webs, los bancos, las tarjetas visa o de crédito, y no había manera de que algo funcionase. Tsepak Dorje intentó también ayudarme, pero nada, su tarjeta tampoco iba.
Cuando entonces... TATACHAN!, ahí me encuentro a los asturianines de nuevo que acababan de llegar de su trecking casi CAMINANDO, porque tampoco los taxis iban por allá por las montañas.
En dos patadas lo arreglaron todo. La tarjeta de Mario que funcionó de maravilla y el chivatazo de que hay que ir a un MRW en un piso de enfrente de la estupa en dónde hay un chico que -bajo la impertinente cantidad de 500 rupias (ida)- te hace el favor de llevarte en moto a cualquier sitio de Kathmandú. Está visto que las motos siempre me sacan de apuros en esta ciudad.
Con todos los papeles arreglados y mi billete de avión para el día siguiente -día en que me caducaba la visa de Nepal-, llegamos a la embajada India el Nepalí y yo. Empezamos con que te dicen que está cerrada. Gracias a unas cuantas frases en Nepalí, la embajada se abre. Luego que miran los papeles y que no, que no puedo volver a Nepal. PERO SI HE COMPRADO ESTA MAÑANA EL BILLETE PORQUE USTEDES HABIAN DICHO... Nada que hacer. Tiene usted una hora para volver con otro billete de avión que salga de la India a cualquier otro sitio. Si usted discute está perdiendo su precioso tiempo. Veo que el Nepalí recoge mis papeles y se los lleva -y a mi con él- "a hacer las fotocopias que faltan". Es decir, en la puerta de al lado de la embajada hay una agencia de viajes (qué casualidad, ésta sí que está abierta, mira tú por dónde...) que amablemente se disponen a comprarme un billete de avión que luego puedo "cancelar" por la módica suma de 35 dólares. ¿No hay otra compañía que tenga unos "gastos de cancelación" menores? -pregunto, inocente. Pues vamos a ver. Fotocopia cutre, corta y pega mi nombre en la fotocopia y me da un papel cotroso cotroso, en el que se supone que vuelo en agosto a Bangkok. ¿Pero y si registran esto y luego he de salir de la India en Agosto?. No se preocupe usted, señorita, una vez en India usted se vuelve a registrar y todo vuelve a su sitio y usted recupera su visado anterior. Pues dicho y hecho. Los señores de la Embajada India -con mayúsculas, no vaya a ser- no pusieron el más mínimo problema. Recogen los papeles y me dicen: vuelva en tres horas.
Y ahí había tenido tiempo el Nepalí a explicarme que ya había viajado por Australia y por America y que pronto quería ir a Europa y que, claro, necesitaba alguien que le organizara la vida en Europa. Así que rápidamente se prestó a devolverme a Bouddha y a recoger el pasaporte en mi nombre.
Interesante que cuando fui a por el pasaporte y a pagarle me dice: "El dinero no es lo más importante."
Considerando los precios que él pone, cualquiera lo diría.
Una vez recuperados los papeles, y ya más relajada, nos fuimos a celebrarlo con los asturianines a Dwarika Hotel, en dónde nos dimos una opípara cena de lujo asiático y nos reímos mucho. Allí vino la cónsul honorífica de España -que tiene su "oficina" en el hotel- a saludarnos e informarnos que la huelga acababa de finalizar hacia cinco minutos.
Como postre un paseíto hasta Bouddha y unas cuantas vueltas a la estupa para cerrar la despedida de Kathmandú.
Bien está lo que bien acaba.
Pero qué gusto llegar a la India.
Home sweet home...
Comentarios
Un fuerte abrazo y feliz regreso a tu querida India.
Besos indianita.
Un abrazo muy grande
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