Historia de un Naga.
Érase que se era un siddhi -sabio- que vivía en unas tierras lejanas. POngamos la India. Un poco al norte, en un lugar de montañas cercano a lo que hoy en día se llama Dharamsala. Parece ser que era una tierra en la que habitaban algunos budistas ya en tiempos tempranos pues algunos de ellos se dedicaron a escarbar en las piedras del lugar y tanto que escarbaron dejaron algunas letras marcadas en ellas. Por allí mismo se acomodó a vivir un siddhi, aunque no se sepa de qué tipo de comodidades disfrutaba (¿El intercambio de samsara por nirvana?,¿La sopa de ortigas?). El caso es que este siddhi se hizo amigo de un Naga y compartieron tierra, agua, fuego, viento, espacio y quién sabe si conciencia. Parece que fueron felices aunque no comieran perdices.
El siddhi al final dejó su cuerpo, aunque no sabemos en qué condiciones. Pero el Naga, como no lo tenía, no pudo dejarlo.
La historia cuenta que cada vez que alguién compra el terreno y quiere hacer cosas feas con él -construir grandes edificios, carreteras, llenarlo de basura o incluso ensuciarlo con malos pensamientos- el Naga se enfada mucho y puede ocurrir cualquier cosa -vienen un montón de serpientes y atacan, la familia se pone enferma, te rompes una pierna o un dedo, y muchas otras desgracias varias- sólo se calma cuando le piden perdón, le hacen ofrendas y lo dejan tranquilo. Parece que se puso bastante contento cuando construyeron un jardín y pequeñas habitaciones adosadas para hacer retiros y estudiar Tibetano, pero hay que tener bastante cuidado con los malos pensamientos, porque entonces se pone de morros y te juega alguna trastada...
El siddhi al final dejó su cuerpo, aunque no sabemos en qué condiciones. Pero el Naga, como no lo tenía, no pudo dejarlo.
La historia cuenta que cada vez que alguién compra el terreno y quiere hacer cosas feas con él -construir grandes edificios, carreteras, llenarlo de basura o incluso ensuciarlo con malos pensamientos- el Naga se enfada mucho y puede ocurrir cualquier cosa -vienen un montón de serpientes y atacan, la familia se pone enferma, te rompes una pierna o un dedo, y muchas otras desgracias varias- sólo se calma cuando le piden perdón, le hacen ofrendas y lo dejan tranquilo. Parece que se puso bastante contento cuando construyeron un jardín y pequeñas habitaciones adosadas para hacer retiros y estudiar Tibetano, pero hay que tener bastante cuidado con los malos pensamientos, porque entonces se pone de morros y te juega alguna trastada...
Comentarios
Parece que la semana que viene podre sacar los datos en un disco duro que me dejan, y luego reinstalar todo de nuevo. Al final las castañas del fuego me parece que me las sacaré yo, crucemos dedos...
Abrazos enormes de parte del Naga.