Dioses, demonios o monos
El lunes pasado, suena el móvil, mi amigo Ninje Ngodrup: -Hola, buenos días, necesito que me hagas un favor. ¿Puedes ir a ver a Lama Wangdu Rinpoché y pedirle que haga una adivinación para mí? -Iría encantada, pero Lama Wangdu no está en Katmandú ahora, ahora que pienso podría enviarle un mail, otro año lo hice y ha respondido. -Ah, ¡qué bien!, te explico: Resulta que hace unos dos años y medio estaba en mi casita de retiro y se murió un mono, se cayó de un árbol y se murió así que yo me acerqué y me ocupé del cadáver. Justo cuando lo toqué sentí que su espíritu entraba en mi cuerpo y, desde entonces, estoy enfermo y no puedo dormir. Díselo a Lama Wangdu a ver qué dice. Justo al mediodía, recibo un mensaje en Facebook que dice que Lama Wangdu acaba de llegar esa misma mañana a Kathmandú. Qué raro, me digo. Así que vuelvo a llamar a mi amigo: -Fíjate qué casualidad, me acabo de enterar que Lama Wandu acaba de llegar hoy a la ciudad. Así que no hará falta que le enví